Tendencias del consumo de drogas en México


El consumo de drogas ilegales en el mundo constituye una alarmante realidad que afecta a todos los sectores de la sociedad. El desafío que plantea este problema radica en encontrar las alternativas que permitan proteger la salud de las personas, particularmente de los jóvenes.

Desde hace varios años, México ha asumido plenamente este reto para que, sin afectar la libertad individual ni los derechos humanos, sea posible enfrentar con decisión los efectos negativos que la farmacodependencia causa en el seno de muchas familias mexicanas.

Más que una guerra contra las drogas, México está comprometido con un proyecto social más amplio que, ante todo, proteja a los niños y jóvenes del país.

Los esfuerzos orientas a frenar el tráfico ilegal de drogas y el crimen organizado son necesarios, pero no suficientes para solucionar el problema de la adicción a las drogas. Es a los jóvenes a quienes el gobierno se ha propuesto apoyar para evitar que se inicien en el consumo de estupefacientes.

Las drogas son -como señalara Octavio Paz- una forma moderna de esclavitud. Al promover que los individuos eviten utilizar drogas, no sólo se protege la vida y salud de la población, así como el desarrollo digno de las personas y las comunidades, sino que se promueve la libertad al evitar que los jóvenes encadenen sus vidas a una adicción.

Recientes investigaciones realizadas por la Secretaría de Salud revelan que si bien la prevalencia del consumo de drogas en México aún es baja en comparación con la que se registra en otras sociedades, se observa un incremento y tendencias preocupantes.

La mariguana se mantiene como una de las principales drogas consumidas por distintos grupos de la población. Asimismo, durante los últimos años, los farmacodependientes han mostrado una clara tendencia a reducir el uso de disolventes inhalables. No obstante, el consumo de cocaína, droga tradicionalmente consumida por grupos reducidos de la población, se ha extendido hoy a diversos sectores, particularmente el de los jóvenes.

En México, durante los últimos años se ha registrado un incremento en el empleo de ciertos medicamentos con fines de intoxicación y, al igual que en otros países, han entrado al mercado de drogas las anfetaminas como el éxtasis o el cristal.

Las anfetaminas son sustancias preparadas originalmente para uso medicinal, pero que en la actualidad los médico han dejado de prescribir debido a que son altamente adictivas. Afectan el sistema nervioso central y tienen efectos estimulantes, similares a los que produce la cocaína. Al igual que esta droga, producen además de un estado de alerta, diversas reacciones en la percepción del hambre y del cansancio, que pueden provocar severos trastornos por extenuación, al no dar al organismo el reposo que requiere.

Por su parte, el uso de la heroína aunque mantiene una baja prevalencia a nivel nacional, su consumo se ha incrementado en ciudades de la frontera norte. Estas nuevas tendencias demandan el desarrollo de respuestas específicas en materia de prevención y tratamiento.

Las encuestas nacionales de adicciones, realizadas a partir de 1988, muestran que el consumo de drogas en México ha aumentado, no sólo en el número de personas que experimentan con ella, sino también en el uso constante, debido, entre otros factores, al incremento en la disponibilidad de algunas drogas en diversas regiones del país, así como a transformaciones socioculturales importantes entre las que se encuentra el incremento en el número de jóvenes, quienes atraviesan por una etapa de definición, enfrentando la influencia de modelos culturales extranjeros en los que el consumo de drogas es una característica que los distingue, la marginación, el desempleo y la falta de oportunidades, aunado al rompimiento del esquema tradicional de la familia han contribuido de manera importante al incremento en el consumo de fármacos.

Hoy en día, los grupos de población más vulnerables para iniciarse en el consumo de sustancias adictivas son los niños y los adolescentes, además de las mujeres. Aún cuando los principales consumidores de drogas ilegales son los hombres jóvenes, las más recientes investigaciones demuestran que entre las mujeres esta práctica se presenta cada vez con mayor frecuencia.

Por otro lado, la edad de inicio en el consumo es cada vez menor, en algunos casos los farmacodependientes se inician en el consumo de drogas ilegales a los diez años de edad. El uso de drogas como la cocaína ha aumentado y ha comenzado a generalizarse en todos los sectores de la población, particularmente en grupos en los que, hasta hace unos años, no la utilizaban, como es el caso de los niños y jóvenes de escasos recursos.

Los resultados de la Encuesta Nacional de Adicciones de 1998, al ser comparados con los datos que proporcionaron las encuestas aplicadas en 1988 y 1993 indican que se registró un aumento, especialmente durante el periodo comprendido entre 1993 y 1998, tanto del consumo experimental, como en el consumo frecuente de alguna droga ilegal.

La encuesta aplicada a nivel nacional en 1998 dio a conocer que durante los últimos años se ha incrementado el uso de drogas entre los hombres en mayor medida que entre las mujeres y, quizá uno de los aspectos más preocupantes que se desprendieron de dicha investigación fue el hecho de que el número de farmacodependientes de entre 12 y 18 años registraba un incremento importante.

Ante estas nuevas tendencias en el consumo de drogas, el gobierno Federal ha iniciado programas encaminados tanto al fortalecimiento de las áreas de servicio, como a la promoción de líneas de investigación necesarias para fundamentar científicamente las decisiones futuras en la materia. El Programa contra la Farmacodependencia plantea un reforzamiento de las políticas vigentes en dos vertientes principales: primero, controlar y prevenir el consumo de drogas en los niños y jóvenes y, segundo, garantizar la atención de los efectos a la salud asociados al consumo de drogas.

 


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