2.
Antecedentes
Históricamente, la población que ha contado con un seguro
público de salud es la derechohabiente de la seguridad social.
El resto de la población no asegurada, ha recibido servicios
de salud a través de la Secretaría de Salud. Si bien
en ambos esquemas se trata de atender la salud de todos los mexicanos,
la falta de un sistema de aseguramiento para la población no
asegurada ha provocado que su patrimonio sea más vulnerable
a los costos asociados al mantenimiento de la salud.
La población no asegurada incurre con frecuencia en gastos
de bolsillo, aun cuando acude a los servicios de salud de la Secretaría,
ya que cubre gastos por concepto de cuotas de recuperación
y compra de medicamentos, los cuales implican un costo mayor al de
un prepago como lo es un seguro.
Esta población que no cuenta con ningún tipo de seguro,
sigue representando una proporción importante de la población
total ya que según algunas fuentes de información representan
alrededor del 43% del total de los habitantes del país y otras
como el Censo de Población y Vivienda 2000, reportan hasta
un 57.8% de población no asegurada. Esta población no
está afiliada a la seguridad social fundamentalmente por su
situación laboral y/o porque su bajo poder adquisitivo le impide
pagar el seguro de salud familiar del IMSS o adquirir un seguro privado.
Esta alta proporción de no asegurados ha repercutido en que
el gasto de bolsillo represente más de la mitad del gasto total
en salud, lo cual a su vez implica que la gente pague cantidades desproporcionadas
de su ingreso por atender su salud. Los altos costos de la atención
médica frecuentemente provocan que la familia posponga o renuncie
a la atención, y en caso de cubrir los costos, hacen que la
familia enfrente dificultades financieras. Según la Encuesta
Nacional de Ingreso-Gasto de los Hogares, cada año entre 2
y 3 millones de familias emplean más de la tercera parte de
su ingreso para solventar sus gastos en salud, mientras que 1.2 millones
cruzan la línea de la pobreza por los gastos que tienen que
enfrentar en salud. Este gasto de bolsillo cuyo desembolso se destina
principalmente a la compra de medicamentos y consultas médicas
afecta sobre todo a las familias de bajos ingresos. Este gasto de
bolsillo que empobrece a las familias tiende a ser mayor como porcentaje
del gasto total para las familias más pobres que para las familias
con mayores recursos como lo muestra la gráfica 1.1. La gráfica
también ilustra cómo el 85 por ciento de estas familias
que se empobrecen no están aseguradas. Es decir, contar con
un seguro reduce el riesgo de empobrecerse.
Gráfica
1.1
Familias en riesgo de empobrecimiento por gastos catastróficos
en atención a la salud
Fuente:
Encuesta Nacional de Satisfacción de los Servicios de Salud,
2000
Según
datos de la Encuesta Nacional de Satisfacción de los Servicios
de Salud 2000, los altos costos se han convertido en el principal
problema del sistema. Uno de cada cuatro mexicanos ha pospuesto su
atención médica por problemas económicos. Conforme
a dichas estadísticas, quienes postergan más la atención
médica son los enfermos y discapacitados (36%), los analfabetas
(29%), los mayores de 65 años (35%), la población de
bajos ingresos (25%) y quienes no están afiliados a alguna
institución de seguridad social (28%).
Gráfica
1.2
Principales problemas de los servicios de salud en México
Fuente:
Encuesta Nacional de Satisfacción de los Servicios de Salud,
2000
Cifras
de esta misma encuesta señalan que el 21% de los mexicanos
señala haber tenido problemas para pagar los servicios del
médico o del hospital el año pasado y uno de cada tres
(31%) haber tenido que efectuar recortes en el gasto familiar para
poder cubrir los costos de atención médica. Conforme
a lo esperado, quien restringe más los gastos por causa de
la atención médica es la población de menores
ingresos (35%), los que viven en zonas rurales (44%), las personas
cuyo estado de salud es malo (42%) y los hospitalizados (43%).
Actualmente, las familias enfrentan dificultades financieras para
cubrir los costos de consulta externa, exámenes de laboratorio,
estudios de gabinete, medicamentos, hospitalización y urgencias.
Aun cuando las familias acudan a instituciones públicas para
recibir atención médica, usualmente tienen que desembolsar
recursos para adquirir medicamentos y pagar cuotas de recuperación
por la atención recibida. Además, frecuentemente las
personas deciden atenderse en el sector privado y consecuentemente
enfrentar dificultades financieras.
Para alcanzar el objetivo de brindar protección financiera
a la población no asegurada, el Seguro Popular de Salud es
el instrumento que permitirá a la Secretaría de Salud
ofrecer un modelo de aseguramiento que permita reducir el gasto de
bolsillo y fomentar una atención oportuna y de calidad.