31 de Mayo de 2012

MENSAJE DEL SECRETARIO DE SALUD, SALOMÓN CHERTORIVSKI WOLDENBERG, DURANTE LA CONMEMORACIÓN DEL DÍA MUNDIAL SIN TABACO, QUE SE LLEVÓ A CABO EN EL HOSPITAL GENERAL DE MÉXICO.

 

 

Muy buenos días a todas y todos.

Saludo al químico Andrés Granier Melo, gobernador del estado de Tabasco, mucho gusto de tenerlo aquí gobernador.

Hoy nos vemos con menos agua, llevamos ya varios años de poder trabajar juntos y muchas veces en las más difíciles condiciones, pero siempre hemos salido avante, así que bueno que hoy estamos de fiesta gobernador, bienvenido.

Saludo a mi colega, al doctor Armando Ahued, representante personal, del licenciado Marcelo Ebrard Casaubón. Muchas gracias Armando y saludos por favor al Jefe de Gobierno.

Saludo al doctor Phillipe Lamy, Representante de la Organización Mundial de la Salud y representante de la Organización Panamericana de la Salud en México, muchas gracias Phillipe por todo el apoyo, por todo el acompañamiento y la solidaridad.

Saludo y felicito al Senador Ernesto Saro Boardman, Presidente de la Comisión de Salud de la Cámara de Senadores, en esta legislatura que termina. Felicidades Senador, bien merecido el premio, un verdadero quijote, luchando de frente con fuerza y firmeza en los mejores intereses del país y de la salud, así que felicidades Senador, muchas gracias.

Saludo a mis compañeros del gobierno federal, al doctor Pablo Kuri Morales; a Mikel Arriola; Santiago Echevarria Zuno.

Agradezco mucho la paciencia de la doctora Bobadilla, directora de la Facultad de Medicina del Politécnico, de la doctora Guevara de nuestra máxima casa de estudios.

Saludo por supuesto y a través de mi amigo Francisco Navarro Reynoso a todos los que aquí laboran en este gran hospital, que en apenas algunos años ha logrado ser parte de mi formación y de mi ser.

Así que con mucho gusto saludo a las queridísimas enfermeras alas voluntarias, a los doctores, a las doctoras, este gran, gran Hospital General de México, que además estrena nombre, me honra mucho estar aquí.

Saludo a los directores de los Institutos Nacionales de Salud que nos acompañan, a mis compañeros, colegas, amigos todos, colegas, amigos todos, a los medios de comunicación que han sido parte sustantiva y fundamental en la batalla en contra del tabaco.

A todos ustedes lo saludo hoy con enorme satisfacción en esta celebración del Día Mundial sin Tabaco, sin duda, una fecha de enorme importancia para la salud de todas las personas.

Como ustedes saben, a nivel mundial, el tabaquismo es la primera causa de muerte prevenible, y constituye uno de los mayores problemas de salud pública al ocasionar graves daños a la salud por las múltiples enfermedades asociadas a esta sustancia, además de sus efectos negativos para el medio ambiente y la economía tanto de fumadores como de no fumadores que pagamos impuestos.

Por ello, la Organización Mundial de la Salud, cada 31 de mayo desde 1987, hace un llamado a la comunidad internacional para crear conciencia sobre los efectos letales de la epidemia del tabaquismo y los riesgos asociados al consumo de los productos del tabaco para nuestra salud.

Hoy quiero dedicar este día de reflexión no a reiterar las cifras de enfermedad y muerte asociadas al consumo de tabaco que ustedes y yo conocemos muy bien, y podemos repertir y repetir sin cansarnos.

Hoy quiero dedicarlo y no otear un horizonte de largo aliento que es en donde se anidan los cambios profundos en donde debemos ubicar el resultado de nuestros esfuerzos presentes y aclarar con toda certeza lo que nos falta hacer.

No se trata de una utopía, sino de la posibilidad real de perseverar en el camino hacia un profundo cambio que haga del consumo de tabaco una práctica históricamente superada.

Esta realidad deseable la podemos vislumbrar en el año 2030, fecha en que, si seguimos trabajando de manera consistente y seria, estaremos en la antesala de ser un país libre de humo de tabaco.

Lo anterior también implica fortalecer la implementación del Convenio Marco para el Control del Tabaco, tal como lo han hecho otros países como Nueva Zelanda y Finlandia, que hoy con claridad pueden aspirar a ser países 100% libre de humo de tabaco.

El tabaquismo mata y cuesta. Pensemos en la atención de tan solo cuatro enfermedades asociadas a él: infartos al corazón, enfermedades cerebro vasculares, enfisema pulmonar y cáncer de pulmón. Todas ellas significan una carga financiera enorme para los sistemas de salud en el mundo. Y sin duda son muy lamentables las muertes de personas con nombre y apellido, la mayoría de las veces se trata de gente en edad de educar a sus hijos y sacar adelante a sus familias, es decir, en edad de producir, de vivir y de ser felices.

Y quizá muy inteligente: aunque por lo visto a veces funciona la frase del gran escritor alemán Goethe cuando dijo que aquel que fumaba era un tonto, o algo más fuerte que aquí no puedo decir. Y otro gran escritor, el francés Víctor Hugo, prohibía que se fumara en su presencia; quizá fue un visionario de lo que ahora sabemos es el daño contra los fumadores pasivos.

En este sentido, es importante recordar la magnitud global de la epidemia del tabaquismo y la necesaria movilización internacional para revertir sus consecuencias.

El Convenio Marco para el Control del Tabaco de la Organización Mundial de la Salud se ha convertido, desde su aprobación en 2003, en la carta de navegación para un abordaje integral del problema del consumo de tabaco a nivel internacional, privilegiando a la salud pública sobre cualquier otro enfoque o interés.

En nuestro país la carga de enfermedad, discapacidad y muertes prematuras a causa del consumo de tabaco ha tenido una respuesta inspirada en el Convenio Marco de la OMS, que desde el plano de las políticas públicas, nos ha permitido llevar a cabo acciones legislativas, fiscales, administrativas, y por supuesto de salud pública, para reforzar el sistema de salud desde una perspectiva claramente preventiva para reducir la prevalencia en el consumo de productos de tabaco y ofrecer a todos los que deseen dejar de fumar las alternativas terapéuticas más exitosas para conseguirlo.

Es así que, para hacer frente a la epidemia del tabaquismo en México, contamos hoy con una estrategia integral. La Ley General para el Control del Tabaco de 2008 y su reglamento de 2009 observa la protección de espacios 100% libres de humo de tabaco,. Tenemos que seguir trabajando, tenemos que seguir legislando para que no existan resquejos en esta determinación de que haya espacios realmente 100% libres de humo, sobre todo en restaurantes, que no puedan salirse con alternativas a medias.

Tenemos, así también como definición de espacios con acceso del público destinados exclusivamente para fumar; regulación de la importación y exportación de los productos del tabaco, de su etiquetado y empaquetado y sobre la publicidad, promoción y patrocinio del mismo.

Como ejemplo de esta regulación, contamos con pictogramas y leyendas de advertencia en las cajetillas de cigarros, siguiendo las mejores prácticas mundiales, quizá tendremos que pasar hacerlas todavía más grandes, esos son los pasos que tenemos que seguir.

Asimismo, se logró establecer el Impuesto Específico a los Productos del Tabaco (IEPS) en siete pesos por cajetilla. Tenemos que seguir valorando, tenemos que seguir pensando en las medidas fiscales que nos ayuden a dar la batalla frontal al tabaquismo.

Se puso a disposición de los consumidores de productos de tabaco un número 01 800 (01800-9-NO FUMO) en el que la Secretaría de Salud brinda atención y asesoría a todas las personas interesadas en dejar de fumar.

Destaco, también, la creación del Centro Nacional para la Prevención y el Control de las Adicciones (CENADIC), cuya misión es garantizar la coordinación de los servicios preventivos y el tratamiento de las adicciones en todo el país.

En materia de control de tabaco, al igual que en todo el Sistema Nacional de Salud es imperativo el viraje profundo y serio de lo curativo a lo preventivo. La información y la evidencia sobre los daños causados por el tabaco son y no dejarán de ser el eje de nuestras acciones.

Recordemos el camino largo y complejo que la sociedad internacional ha recorrido en la cultura del consumo de tabaco, presente desde tiempos inmemoriales. En la década de los cincuenta del siglo pasado fumar representó virilidad y se asoció por el cine principalmente con el éxito económico y social.

Hoy la evidencia científica prueba que fumar, entre otras cosas, produce impotencia. En la década de los sesenta fumar se asoció a la independencia y a la liberación femenina.

Hoy sabemos que no hay peor forma de esclavitud que depender de una sustancia para vivir, o en su caso de un respirador artificial.

Siguiendo con las imágenes cinematográficas, quiero pensar con razonado optimismo que en el año 2030 habremos superado como país la subcultura del consumo de tabaco.

Entonces un niño un niña verá una película filmada en el año 2000 en donde varios personajes fumaban. El niño preguntará a sus padres: ¿Qué hacen esas personas? Sus padres le responderán que están fumando y que era una práctica socialmente aceptada, más o menos común, que se fumaba incluso en lugares de trabajo, en los salones de clases de las universidades, la cajera del banco y hasta los médicos dando consulta y hasta en los propios hospitales.

Porque era una adicción ante la cual la fuerza de voluntad no bastaba y porque hubo una época en la que no se conocían los terribles daños que producía a la salud el fumar.

Además, reitero, que en alguna época era socialmente bien visto. Después se conocieron las consecuencias fatales del tabaquismo pero no se difundieron con la rapidez necesaria. En fin, concluirán los padres: no siempre todo tiempo pasado fue mejor.

Para llegar a esta realidad futura pero trabajada desde el presente, seguiremos impulsando las medidas indispensables de promoción de la salud.

Hoy ponderamos los avances y reconocemos la dimensión de los retos. Aprovecho el marco de esta conmemoración para convocar a todas las partes interesadas a que redoblemos los esfuerzos, aportemos el máximo de nuestras capacidades para consolidar las políticas públicas que controlen el tabaco y mantengan informada de manera permanente a la población sobre los efectos devastadores del tabaquismo.

Por último, deseo expresar mi reconocimiento al Hospital General de México por el compromiso invaluable con la población mexicana, especialmente los más necesitados, así como por su liderazgo y visión de salud pública a lo largo de los años, con el establecimiento de una de las primeras clínicas especializadas en la atención del tabaquismo, y con una incansable labor de prevención sobre los riesgos para la salud derivados del consumo de tabaco.

Y a los fumadores, aquellos que desean dejar de fumar, los exhorto a que recuperen su salud, porque, como dijo el gran dramaturgo español Calderón de la Barca: “La mejor victoria está en vencerse a sí mismo”.

La victoria personal contra cualquier adicción es la mayor epopeya de la vida. Y en unos años será una epopeya también para todo México: que en nuestra casa grande, en nuestra casa con mayúscula que es México, que este humo ya no tenga ya casa, y que el tabaco sea para las nuevas generaciones sólo un humo incomprensible del pasado.

Muchas gracias.

 

Comunicado de Prensa

 


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