Ciudad de México, Distrito Federal, 01 de julio de 2003. |
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Palabras del secretario de Salud, Julio Frenk Mora, durante la Toma de Posesión del Doctor Fernando Cano Valle como Director General del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias. |
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Buenos días a todas y a todos; doctor Fernando Cano Valle, director general entrante del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias; doctor Jaime Villalba, director general saliente; doctor Misael Uribe, coordinador general de los Institutos Nacionales de Salud; licenciado Marco Antonio García Ayala, secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Secretaría de Salud; maestro Soberón; maestro Rivero; distinguidos integrantes de la mesa de honor; señoras y señores integrantes de la Junta de Gobierno; distinguidos invitados especiales que nos acompañan y nos hacen el honor de estar aquí esta mañana; señores directores generales de Institutos Nacionales de Salud y hospitales federales de referencia; señores exdirectores generales del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias; muy estimados y apreciados médicos, enfermeras, personal técnico y administrativo que labora en este gran instituto; colegas. Quiero, en primer lugar, agradecer a todos los asistentes su presencia en esta significativa ceremonia, de manera muy especial, al cuerpo médico y de enfermería y a los demás trabajadores del instituto, así como a la representación sindical, tanto aquí en el instituto como en la Secretaría de Salud. Este año estamos celebrando el 60 aniversario del nacimiento del sistema moderno de salud en nuestro país. 1943 fue el parteaguas de la fundación de nuestro sistema; el 19 de enero surge el Instituto Mexicano del Seguro Social, uno de los grandes pilares de nuestro sistema de salud; el 30 de abril surge el primero de los Institutos Nacionales de Salud, el Hospital Infantil de México, y el 15 de octubre de ese mismo año intenso de 1943 nace la primera Secretaría de Estado en la historia de México que se dedicaría, exclusiva y primordialmente, al tema de la salud, la entonces Secretaría de Salubridad y Asistencia. Para entonces los antecesores del INER ya tenían al menos una década, poco más de una década de estar trabajando, de manera que este Instituto, a través de sus previas expresiones institucionales, ha sido un protagonista central de la construcción del sistema contemporáneo de salud de México. Con el transcurrir del tiempo, a lo largo de estas seis décadas, la ciencia mexicana ha llenado un capítulo realmente extenso de realizaciones, que han contribuido no sólo al progreso de la medicina en nuestro país y a nivel mundial, sino que han contribuido al desarrollo general del país. Difícilmente encontraremos otro campo del quehacer humano donde haya habido mayores beneficios que los que ha aportado el campo de la salud a lo largo de estos 60 años. Una gran parte de esas contribuciones, esos beneficios sociales, surgieron precisamente en los Institutos Nacionales de Salud, cuyos cimientos fueron construidos por una generación extraordinaria de médicos mexicanos. A ellos, a su amor por México, a su visión innovadora les debemos la construcción de un legado de incalculable valor, cristalizado en la fundación de instituciones que son síntesis de dos grandes valores que debemos defender: la excelencia en adherencia estricta a las más altas normas de calidad, en la enseñanza, en la investigación y en la atención médica, con la pertinencia a los grandes problemas nacionales. Los institutos, entre ellos el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, han sabido ser una fiel síntesis de la excelencia y la pertinencia. Nos toca ahora, a la generación actual, construir sobre este valioso legado, llevar este legado a nuevas alturas, consolidar la vida de estas instituciones que nos han sido heredadas y que tenemos la obligación de cuidar, de modernizar y de llevar a nuevas alturas. Estoy plenamente convencido de que el desarrollo social es producto de la construcción paciente de instituciones, porque son las instituciones en donde la creatividad individual, la aportación de cada uno de nosotros se multiplica en el cauce que nos dan los valores compartidos entre todos los que somos miembros de una comunidad como es esta comunidad del INER. Sólo a través de las instituciones se puede trascender la temporalidad inevitable de los individuos y crear un legado realmente perdurable. En la vida de las instituciones pocos momentos son tan críticos, tan cruciales, como el de la sucesión en el máximo cargo de mando de esa institución. A mí me da mucho gusto ver que el INER ha pasado muy bien esta prueba de fuego que tenemos todas las instituciones, sean de atención médica o sean de cualquier otra índole, que llegar al momento del relevo de mando y hacerlo en una forma trasparente, de una forma que, como hemos visto, expresa el deseo de mantener la rica tradición que se hereda en el reconocimiento pleno al que se va y en expresión de apoyo al que llega. En este sentido, quiero hacer y sumarme a las muestras de reconocimiento, sumarme al aplauso que ustedes acaban de dar al doctor Jaime Villalba, quien realmente ha sabido los destinos de este instituto durante los últimos 10 años, en una forma ejemplar. Para mí ha sido un gran privilegio, doctor Villalba, tener la oportunidad de colaborar con usted estos dos años y medio que me ha tocado a mí estar al frente de la Secretaría, en ellos he podido constatar que detrás de su humildad como persona hay un hombre de grandes convicciones, un hombre de gran dedicación, un hombre que además sabe y no teme expresar sus sentimientos; emociona verlo emocionarse, así es que lo felicito mucho, doctor Villalba, por estos años de gran dedicación al INER y a la medicina mexicana. Son años de muchos avances, dos ejemplos muy dignos de destacar, entre muchísimos otros. Son, en primer lugar, la creación de todo el programa contra el tabaquismo, particularmente la clínica contra el tabaquismo, un ejemplo que se ha replicado a todo lo largo y ancho del país. De hecho, durante estos dos años y medio de la presente administración se ha triplicado el número de clínicas, y en esto el INER ha sido quien ha marcado el rumbo a todo el país. La opinión de los expertos del INER ha sido fundamental para definir la posición de México en la elaboración del histórico Convenio Marco para la Lucha Contra el Tabaco, que acaba de ser aprobado el pasado mes de mayo por unanimidad en la Asamblea Mundial de la Salud. Fue justo aquí, en ocasión del Día Mundial contra el Tabaco, el 31 de mayo del año 2001, que en el INER pudimos articular la política del gobierno del Presidente Fox en materia de tabaco, darle una enorme prioridad a este flagelo, articular lo que ha sido y seguirá siendo una altísima prioridad del gobierno actual. Un segundo ejemplo, ya mencionado por el doctor Uribe, es el exitoso programa de trasplantes que coloca al INER a la vanguardia no sólo en México, sino mundial. Más recientemente hemos contado con la valiosísima colaboración en el caso del SARS, y así sería interminable enlistar las múltiples áreas donde el INER no sólo avanza a la ciencia excelencia y la formación de recursos humanos, sino además se vuelve altamente pertinente a los programas prioritarios de salud pública. Como dije, en estos momentos críticos, en cualquier institución que son los procesos sucesorios, hemos tratado en esta administración de darle un carácter, abierto y transparente, particularmente en los Institutos Nacionales de Salud y también en los hospitales federales de referencia. De hecho, nos hemos adelantado, porque ahora se acaba de promulgar, hace unos meses, una ley del servicio civil, que ahora va a exigir este tipo de procesos abiertos en toda la administración pública. Este es uno de estos cambios que, a veces, no se ven en el mar de noticias pero que son cambios que en el mediano plazo van a tener un cambio radical, una transformación radical en nuestra cultura, en los órganos del gobierno federal, sean éstos del área central o del área centralizada. Nosotros nos adelantamos a ese cambio legal, instituyendo para los institutos un nuevo proceso consistente en instalar una Comisión de Auscultación, en hacer una convocatoria abierta, dejar a un lado un poco esta tradición mexicana en donde si alguien aspiraba a algún cargo lo primero que tenía que hacer era negarlo y pedir que hubiera una convocatoria, una convocatoria abierta donde, a base de méritos, a base de la formulación de un programa abierto, explícito, pudiéramos conocer las intensiones de los candidatos; donde la comunidad de cada instituto pudiera también encontrar un cauce ordenado para expresar sus preferencias, siempre en un ambiente de gran respeto, por todos los que han competido y participado en estos procesos. Es, como ya decía el doctor Uribe, el tercer instituto nacional en donde se ha seguido este proceso abierto para identificar al director general. Quiero aquí agradecer, de manera muy especial, a la Comisión de Auscultación que dedicó largas horas a este proceso, quiero agradecer a la Junta de Gobierno que, como siempre de una manera ejemplar, tomó la decisión final, y quiero reconocer en particular el valor de todos aquellos que participaron en el proceso como candidatos. Fue estimulante ver que nueve muy distinguidos médicos y médicas participaron en este proceso de manera muy especial, quiero reconocer al doctor Rogelio Pérez Padilla y a la doctora Rocío Chapela, los otros dos finalistas en el proceso final de elección o decisión por parte de la Junta de Gobierno, una decisión que fue muy difícil por las altísimas calificaciones de todos los contendientes. Y hablo de valor de los candidatos, porque en este sentido creo que la palabra tiene dos acepciones: en primer lugar, es la valentía de expresar abiertamente la intensión de participar en un proceso que, de antemano, todos los candidatos sabían iba ser muy competido. Esto, como digo, rompe una cultura que tenemos en México, y es la valentía de decir: "sí, yo aspiro a este cargo; sí, yo voy a competir; sí, sé que está difícil, que va a ser reñida la competencia, pero lo hago ante todo por el servicio que esto implica para mi institución, para el INER y para toda la medicina mexicana". Y también valor, en el sentido de las grandes cualidades humanas y científicas, que pudimos constatar en todos los candidatos, además del gran valor que sus propuestas, agregan ahora a la vida de la institución. Estoy seguro que el doctor Cano Valle incorporará lo mejor de todas las propuestas, que surgieron en este proceso, en la formulación de su programa de trabajo. Quiero, finalmente, hacer un reconocimiento, por encima de todo lo demás, al personal del instituto. Yo estoy consciente que no tenemos las condiciones óptimas todavía, estamos luchando por darle una nueva estructura financiera al sistema de salud, porque la verdad es que las enfermedades nuevas, costosas, ya nos alcanzaron. Estamos ya no empezando una transición, estamos ya inmersos en una transición, una transición más compleja que ha habido de la salud. En la salud somos víctimas de nuestros éxitos y, como hemos tenido tanto éxito en combatir las muertes por causas fundamentalmente infecciosas, sobre todo en la población infantil, hoy tenemos la gran carga de enfermedades debida a enfermedades no transmisibles en población adulta y, además, como ya lo decía muy bien el doctor Cano Valle, el resurgimiento de enfermedades infecciosas como es el caso del SIDA o la propia tuberculosis. Enfrentamos un panorama epidemiológico, que es un reto enorme, sobre todo porque nuestras instituciones, fundadas hace 60 años, no se han mantenido al día, particularmente en el aspecto financiero para hacer frente a todos estos retos. Entonces, yo sé que aquí y que en los demás institutos y hospitales se trabaja a veces, no en las condiciones óptimas que todos quisiéramos, sino a veces con carencias de equipo, de material, y estamos haciendo un esfuerzo serio. Acaba el Congreso de aprobar, el pasado 30 de abril, un cambio histórico a la Ley General de Salud, el cambio más importante en los 19 años que tiene de promulgada la Ley, que consistió en añadirle todo un título nuevo a la Ley de Salud para tratar de darle una plataforma financiera mucho más sólida a nuestro sistema. No va a ser un cambio de la noche a la mañana, pero si pensamos que a lo largo de los próximos años, esta nueva ley, este nuevo título de la ley de salud, nos da una plataforma para ir mejorando el financiamiento de la salud, para ir protegiendo a las familias mexicanas de la carga excesiva que se les ha transferido por la debilidad del financiamiento público, y donde ahora vemos que hay de dos a tres millones de familias que cada año se arruinan por atender su salud. Eso va a terminar con la nueva ley, y vamos darle, a esa mitad de la población mexicana que no ha tenido los beneficios de la protección financiera, ahora la posibilidad de un sistema de protección integral, que a su vez generará recursos frescos para las instituciones de salud del sector público y, de manera muy especial, para los institutos. Sin embargo, no vamos a esperar a que la ley surta efecto completo, sabemos que ha habido un reclamo muy importante de los trabajadores de todo el Sector Salud. Desde el principio, mi primer encuentro que tuve con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud, este problema surgió, que es la muy injusta segmentación que tenemos de nuestra plantilla, en trabajadores de la rama médica por un lado y de la rama administrativa por el otro. Hace varios años, de hecho uno de los muchísimos logros que tuvo el maestro Soberón como secretario de Salud, fue lograr la homologación de la rama médica a los trabajadores del IMSS, que tradicionalmente habían tenido salarios más elevados, pero no ocurrió así con la rama administrativa, que se fue entonces quedando rezagada con respecto a la rama médica, y esto generó una gran cantidad de aspectos disfuncional. Por ejemplo, los jefes de servicio que estaban en la rama administrativa, resultaba que no tenían ningún interés en pasar de ser un médico especialista de la más alta categoría a ser jefe de servicio porque, de hecho, percibía menores ingresos cuando asumía esa responsabilidad adicional, una situación absurda de tener responsabilidades adicionales y, sin embargo, ganar un salario menor. Y eso fue lesionando verdaderamente el liderazgo médico-clínico de nuestros hospitales. Encontrábamos también, a veces, situaciones injustas, donde el personal administrativo usualmente estaba rezagado, aun cuando tenía un trabajo de una complejidad comparable. Quiero aquí, y agradezco mucho la presencia de Marco Antonio García Ayala, secretario general de nuestro sindicato, quiero aquí anunciarles, como primicia, que después de un proceso muy arduo de más de dos años de trabajo con el sindicato de la Secretaría, con la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado y particularmente su dirigente, el senador Joel Ayala, y con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, específicamente la Unidad de Servicio Civil, que se ha logrado ya un acuerdo para crear un tabulador único para todo el personal de la Secretaría de Salud, tanto en las áreas centrales como en los organismos desconcentrados y descentralizados, esto va a terminar ya con esta injusta segmentación entre trabajadores de rama médica y rama paramédica, va a representar una mejora en las percepciones, que se viene a sumar a lo que ya se había logrado para el grupo de investigadores, al incorporarlos a la rama médica. Los investigadores, de hecho, estaban fuera de la rama médica y paramédica, estaban en otra categoría, al incorporarlos a la rama médica se han podido mejorar sus percepciones. Con este nuevo tabulador nos movemos a lo que va a ser un tabulador sectorial, reconociendo que el servicio público de la salud tiene características muy especiales y que no podemos estar homologados hacia otro tipo de funciones públicas más de carácter de oficina o de otro tipo sino que aquí, sobre todo en instituciones como los institutos y hospitales que están en la trinchera, de darle un servicio a la gente, se requiere un tabulador sectorial único, sin estas divisiones artificiales de antaño. Yo quiero aquí hacer un amplio reconocimiento a la labor del sindicato, su secretario general, el licenciado García Ayala; a la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado, a través del senador Joel Ayala, y desde la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, que hemos trabajado juntos todos para dar este gran paso delante de lo que va a ser una nueva política laboral, mucho más justa de remuneración para quienes trabajan en nuestras instituciones de salud. Quiero terminar señalándoles que vemos con optimismo el futuro, estamos conscientes de que enfrentamos nuevos retos, pero tenemos la satisfacción que deriva de saber que los nuevos retos son, en gran medida, el resultado de los éxitos del pasado. Sabemos que los grandes avances de la medicina mexicana son los que han en gran medida generado, han sido el motor que ha alimentado los retos que enfrentamos hoy, y esa certidumbre de nuestros éxitos pasados, de la labor gigantesca que hicieron quienes han estado antes que nosotros, es justamente lo que nos da la confianza de que vamos a poder enfrentar los desafíos del futuro con ese mismo grado de éxito. Quiero aquí hacer un reconocimiento a la trayectoria del nuevo director general, el doctor Fernando Cano Valle, sus aportaciones como médico clínico en el campo de la neumología, como educador, como director que fue de la Facultad de Medicina, como humanista, más recientemente al frente de la Comisión Nacional de Bioética y con una muy amplia experiencia directiva. Creo que esta combinación de perfiles, de clínico, de educador, de humanista, de directivo le auguran una gestión muy exitosa. Yo le reitero aquí, al doctor Cano Valle, todo el apoyo de la Secretaría de Salud en esta nueva etapa que inicia el día de hoy, y a través de él como nuevo director general le expreso, a toda la comunidad del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, el más amplio reconocimiento de la Secretaría de Salud y de su servidor, y el compromiso de seguir trabajando juntos para llevar a este instituto a las alturas a las que está destinado alcanzar. Muchas gracias por su atención y muchas felicidades. *
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